El retrato de Manuel Marín Sancho
que ocupa la portada de este libro nos dice muchas cosas. El rostro del
zaragozano es la dimensión humana de una oportunidad perdida, de una ilusión
truncada. Marín Sancho pone carne y hueso a una gran tragedia: la de una
República frustrada por la candidez e inoperancia de unos y por la traición de
otros, la de la razón yugulada por la barbarie. Por ello es tan conmovedor (ese
es el adjetivo que utiliza Antón Castro en un bonito artículo publicado en su
blog en 2008) todo lo que rodea la peripecia vital del hombre cuya biografía
nos regala en estas páginas Manuel Pérez-Lizano.
Más allá de lo atroz e injusto de
su muerte, de la corajina que producen las circunstancias tan absurdas que
rodearon su triste final, en Manuel Marín Sancho confluyen muchas de las claves
que explican lo que pudo ser y no fue. Personifica lo que pudieron ser un
Aragón y una España en las que no se hubiese asentado nunca el fascismo, donde
no hubiese triunfado la irracionalidad que se impuso durante décadas a sangre y
fuego.
Por ello es tan esclarecedora
esta biografía. Porque habla del escritor, del periodista, del archivero, del
profesor y del publicista. Evoca al impulsor de iniciativas culturales, al
amigo de artistas, al melómano, al esperantista. Nos transmite las facetas del
republicano, del aragonesista, del masón... A través de todas esas dimensiones,
Pérez-Lizano retrata una época y un lugar (el Aragón, la Zaragoza, de las décadas
de los veinte y los treinta del pasado siglo) repletos de atractivo, de
enjundia, de color, de imaginación, de creatividad. Años que no estuvieron
exentos de problemas políticos, ni de injusticias... pero en los que se creía
posible un mundo más justo, más igualitario, más libre, más culto.
Basta hojear las cuidadísimas
páginas de la revista Aragón, del SIPA, que dirigió Manuel Marín Sancho,
para toparse con un diseño exquisito, elegante y discreto, con unos aires de
modernidad nada exclusivistas ni esnobs. Se intuye ahí una apuesta por el
progreso, por la cultura, por el civismo. Basta eso para entender el tremendo
paso atrás que trajo consigo el cuartelazo de los generales en África el 17 de
julio de 1936. A partir de entonces, nada fue como antes, y costaría muchos
años, muchos esfuerzos y muchas vidas, poder recuperar el tiempo perdido, poder
remontar el vuelo tras el auténtico desastre y oprobio que supuso el franquismo
para Aragón y para España.
La vida de Manuel Marín Sancho
aporta muchos de los valores que definen al ciudadano, con todas las letras.
Exponente de una burguesía ilustrada instalada en el pluralismo, de una clase
media profesional, que creía en la validez de las palabras, en la justicia
social, en la razón, en el entendimiento por encima de diferencias (su
esperantismo, como tantas otras iniciativas suyas, no obedece a la casualidad).
Marín Sancho abogó por el civismo, por la no estridencia, por un país de
ciudadanos y no de patriotas. Por su carácter de testigo y de actor en un tiempo
de esperanzas, merece la pena ser recordado y reconocido por sus paisanos. Ese
es uno de los valores de este libro, pero a buen seguro que quien lo lea
descubrirá muchos más.
Carlos Serrano Lacarra. Historiador
Este
libro hace justicia a uno de los aragoneses más lúcidos del primer tercio del
siglo XX. El escritor, periodista, archivero y profesor Manuel Marín Sancho
desplegó a lo largo de su corta vida (truncada por los militares golpistas de
1936) una intensa actividad cultural y cívica. El amor por el arte y por la
creatividad, la inquietud por el progreso, el compromiso social y político…
jalonan una trayectoria que merece ser conocida y difundida. Una trayectoria
que, a su vez, es testimonio de una época de esperanzas, del Aragón culto y
tolerante, sobre el que se impuso la sombra irracional de décadas de dictadura.
Fue para mi un privilegio conocer a Basilio, hijo de Manuel Marin. Este estupendo libro nos conecta con el pasado reciente y nos recuerda aquel tiempo que vivieron nuestros padres y nos hace reflexionar sobre lo que ahora vivimos y los pasos que siempre da el poderoso.
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