“H.·. Secr.·., haced que nuestra experiencia común nos una” dice el
V.·. M.·. durante la Ceremonia de las Luces, dentro del ritual de celebración
del Solsticio de Verano. Entonces, el Secr.·. se levanta y dice: “Guardaré viva
la memoria de la Logia”, tras lo que se dirige al Ara de Trabajo, toma una de
las siete velas encendidas en el candelabro, la pone en su palmatoria y vuelve
a su sitial.
Con su frase, el Secr.·. reafirma el compromiso que adquirió al
instalarse en su Oficio y define con precisión en qué consiste éste: en
mantener viva la memoria de la Logia, es decir, luchar contra el olvido, y ello
tanto en el corto como en el largo plazo, ya que en su labor de tomar nota de
lo que sucede en el Templo trata de recoger lo que en el mismo ha pasado, los
acuerdos adoptados, las votaciones habidas, para conocimiento de los ausentes,
recuerdo de los presentes y consulta de todos los Hnos.·. y Hnas.·. del Taller,
pero también para la posteridad, tanto para información de los futuros Hnos.·.
y Hnas.·. del Taller que quieran conocer y aprender de la historia de su Logia,
como para la Obediencia en general, e incluso para el posible futuro estudio
que podrían hacer los historiadores de la Masonería.
Las actas y los restantes documentos masónicos, van conformando nuestra
propia historia como Taller y como Obediencia, y simultáneamente albergan una
valiosa información sobre las formas de actuar en un Taller, lugar y época
concretos, siendo además una información fidedigna, al ser de primera mano y
avalada por todos los Hnos.·. y Hnas.·. del Taller que la han aprobado, por lo
que constituye un valioso material de estudio histórico, tanto por parte de
HH.·. MM.·: como para historiadores profanos. Téngase en cuenta que, pese a las
dificultades iniciales de acceso a esta información por parte de profanos, el
tiempo realiza también su trabajo, tan inflexible como impredecible, y
documentos ahora protegidos pasan en el futuro a otro tipo de archivos o son
estudiados por todo tipo de investigadores.
Pero además del valor histórico, y también administrativo, que tiene la
labor del Secr.·., hay un importante valor simbólico reflejado en la frase que
dice el V.·. M.·. en la Ceremonia de las Luces: “haced que nuestra experiencia
nos una”. El oficio de Secr.·. contribuye a la unidad de la Logia, a su
consolidación como Taller, a través de la labor de reflejar la experiencia
conjunta, los trabajos compartidos y hacer que estemos unidos por una historia
común, por unas decisiones, unos acuerdos, que van conduciendo nuestro camino
masónico y nuestro progreso continuado. Así, el oficio de Secr.·., pese a su
carga administrativa, no implica simplemente la realización eficaz de gestiones
burocráticas, que por otra parte también son necesarias y relevantes, sino que
asume una responsabilidad mayor, que debe estar siempre presente en la labor
del Secr.·. y debe ser tenida en cuenta especialmente en el momento de redactar
las actas de las Tenidas. La redacción debe hacerse pensando en que lo que se
ha dicho sea entendido por los Hnos.·. y Hnas.·: con la mayor precisión
posible, evitando equívocos o interpretaciones incorrectas, y a la vez
respetando el lenguaje masónico, que es otra de nuestras herramientas de unión,
lo que sirve además para facilitar el aprendizaje de los nuevos Hnos.·. y
Hnas.·. que se van incorporando al Taller. Y además es necesario combinar esto
con la discreción, evitando herir sensibilidades en todos los sentidos, huyendo
igualmente de personalismos y sesgos, por lo que el rigor y la objetividad son
dos importantes pautas de conducta en este oficio, como seguramente en todos.
El aprendizaje que a través de
las actas se transmite, va incluso más allá, ya que si se procura
recoger las reflexiones relevantes sobre la M.·., nuestra Obediencia y otros
aspectos (normativa, usos y costumbres) que las Dignidades presentes, el V.·.
M.·., el Or.·:, el Gr.·. Exp.·:, etc. realicen, estamos contribuyendo a la
formación de nuestros Hnos.·. y Hnas.·. y aportando piedras para la reflexión y
el trabajo conjunto. Por ello, sin que las actas deban ser largas, sí deben
recoger brevemente aspectos de esta índole, no siendo simplemente una relación
de acuerdos como podrían redactarse las actas en el caso de una entidad
profana, sino un documento de algún modo más trascendente.
Y por todo ello, se lee el acta en la Tenida siguiente, para
conocimiento, reflexión e incluso formación de todos los Hnos.·. y Hnas.·., y
también para su aprobación, tras las conclusiones favorables del H.·. Or.·. y
después de darse la posibilidad a todos los miembros del Taller de opinar sobre
el trazado presentado “en cuanto a su redacción”, como dice el V.·. M.·.
siguiendo el ritual. ¿Por qué se hace esta apreciación? Porque nuestro sistema
de trabajo en el Templo no es igual que en el mundo profano. Cuando se designa
a un H.·. para ejercer el Oficio de Secr.·. se le está otorgando la confianza y
el apoyo del Taller que se conforma a través del trabajo conjunto y a la vez a
través de la asignación diferenciada de responsabilidades. Se da por hecho que
el Secr.·. ha reflejado lo que ha sucedido en la Tenida y no se cuestiona el
acta en sus líneas generales y contenidos, salvo desde la sutil fórmula de
decir “en cuanto a su redacción”. Entiendo y respeto que algunos HH.·.
interpreten que no deben votar si no han asistido a la Tenida anterior, aunque
realicen comentarios respecto a su redacción, pero el hecho de votar el acta
incluso los HH.·, no asistentes a la anterior Tenida, en mi opinión, incrementa
la cohesión del Taller y lo constituye en una unidad más trascendente que la
suma de individualidades, nos hace partícipes a todos de un proyecto común, y,
de alguna forma, como sucede con la presentación de excusas de los HH.·.
ausentes, hace que estamos presentes incluso cuando razones masónicas o
profanas han impedido nuestra presencia física.
“Somos los guardianes del sueño de los hombres”, dice el V.·. M.·. en
la cadena de la unión previamente
a la clausura de los trabajos. Y ello es cierto para todos nosotros,
contribuyendo todos con nuestro trabajo dentro y fuera del Templo y con el
ejercicio de los oficios cuya responsabilidad en nosotros haya recaído, a
cumplir con esa misión, cada uno temporalmente en su función concreta. El
oficio de Secr.·., al aunar en su responsabilidad el mantenimiento del Libro de
Oro, las convocatorias, las actas y el resto de trámites cuya gestión le
corresponden, hace que esta
custodia que todos hacemos y esa labor de avanzar y de contribuir al Progreso
de la Humanidad exista de un modo material y constatable: el oficio de Secr.·.
propicia que podamos seguir nuestra evolución, nuestra camino de progreso,
estudiando los hechos sucedidos y los temas debatidos, pero sobre todo lo
conseguirá en la medida en que sea capaz de reflejar el espíritu que hay detrás
de lo dicho y hecho, los ideales que nos mueven, nuestro sistema de trabajo, y,
en suma, cómo en una Logia concreta vivimos la Masonería.
H.·.Cobra. R.·.L.·. Igualdad. Madrid
Fuente B.I. nº 34
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