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domingo, 30 de septiembre de 2012

La memoria de la Logia


“H.·. Secr.·., haced que nuestra experiencia común nos una” dice el V.·. M.·. durante la Ceremonia de las Luces, dentro del ritual de celebración del Solsticio de Verano. Entonces, el Secr.·. se levanta y dice: “Guardaré viva la memoria de la Logia”, tras lo que se dirige al Ara de Trabajo, toma una de las siete velas encendidas en el candelabro, la pone en su palmatoria y vuelve a su sitial.

Con su frase, el Secr.·. reafirma el compromiso que adquirió al instalarse en su Oficio y define con precisión en qué consiste éste: en mantener viva la memoria de la Logia, es decir, luchar contra el olvido, y ello tanto en el corto como en el largo plazo, ya que en su labor de tomar nota de lo que sucede en el Templo trata de recoger lo que en el mismo ha pasado, los acuerdos adoptados, las votaciones habidas, para conocimiento de los ausentes, recuerdo de los presentes y consulta de todos los Hnos.·. y Hnas.·. del Taller, pero también para la posteridad, tanto para información de los futuros Hnos.·. y Hnas.·. del Taller que quieran conocer y aprender de la historia de su Logia, como para la Obediencia en general, e incluso para el posible futuro estudio que podrían hacer los historiadores de la Masonería.

Las actas y los restantes documentos masónicos, van conformando nuestra propia historia como Taller y como Obediencia, y simultáneamente albergan una valiosa información sobre las formas de actuar en un Taller, lugar y época concretos, siendo además una información fidedigna, al ser de primera mano y avalada por todos los Hnos.·. y Hnas.·. del Taller que la han aprobado, por lo que constituye un valioso material de estudio histórico, tanto por parte de HH.·. MM.·: como para historiadores profanos. Téngase en cuenta que, pese a las dificultades iniciales de acceso a esta información por parte de profanos, el tiempo realiza también su trabajo, tan inflexible como impredecible, y documentos ahora protegidos pasan en el futuro a otro tipo de archivos o son estudiados por todo tipo de investigadores.

Pero además del valor histórico, y también administrativo, que tiene la labor del Secr.·., hay un importante valor simbólico reflejado en la frase que dice el V.·. M.·. en la Ceremonia de las Luces: “haced que nuestra experiencia nos una”. El oficio de Secr.·. contribuye a la unidad de la Logia, a su consolidación como Taller, a través de la labor de reflejar la experiencia conjunta, los trabajos compartidos y hacer que estemos unidos por una historia común, por unas decisiones, unos acuerdos, que van conduciendo nuestro camino masónico y nuestro progreso continuado. Así, el oficio de Secr.·., pese a su carga administrativa, no implica simplemente la realización eficaz de gestiones burocráticas, que por otra parte también son necesarias y relevantes, sino que asume una responsabilidad mayor, que debe estar siempre presente en la labor del Secr.·. y debe ser tenida en cuenta especialmente en el momento de redactar las actas de las Tenidas. La redacción debe hacerse pensando en que lo que se ha dicho sea entendido por los Hnos.·. y Hnas.·: con la mayor precisión posible, evitando equívocos o interpretaciones incorrectas, y a la vez respetando el lenguaje masónico, que es otra de nuestras herramientas de unión, lo que sirve además para facilitar el aprendizaje de los nuevos Hnos.·. y Hnas.·. que se van incorporando al Taller. Y además es necesario combinar esto con la discreción, evitando herir sensibilidades en todos los sentidos, huyendo igualmente de personalismos y sesgos, por lo que el rigor y la objetividad son dos importantes pautas de conducta en este oficio, como seguramente en todos.

El aprendizaje que a través de  las actas se transmite, va incluso más allá, ya que si se procura recoger las reflexiones relevantes sobre la M.·., nuestra Obediencia y otros aspectos (normativa, usos y costumbres) que las Dignidades presentes, el V.·. M.·., el Or.·:, el Gr.·. Exp.·:, etc. realicen, estamos contribuyendo a la formación de nuestros Hnos.·. y Hnas.·. y aportando piedras para la reflexión y el trabajo conjunto. Por ello, sin que las actas deban ser largas, sí deben recoger brevemente aspectos de esta índole, no siendo simplemente una relación de acuerdos como podrían redactarse las actas en el caso de una entidad profana, sino un documento de algún modo más trascendente.

Y por todo ello, se lee el acta en la Tenida siguiente, para conocimiento, reflexión e incluso formación de todos los Hnos.·. y Hnas.·., y también para su aprobación, tras las conclusiones favorables del H.·. Or.·. y después de darse la posibilidad a todos los miembros del Taller de opinar sobre el trazado presentado “en cuanto a su redacción”, como dice el V.·. M.·. siguiendo el ritual. ¿Por qué se hace esta apreciación? Porque nuestro sistema de trabajo en el Templo no es igual que en el mundo profano. Cuando se designa a un H.·. para ejercer el Oficio de Secr.·. se le está otorgando la confianza y el apoyo del Taller que se conforma a través del trabajo conjunto y a la vez a través de la asignación diferenciada de responsabilidades. Se da por hecho que el Secr.·. ha reflejado lo que ha sucedido en la Tenida y no se cuestiona el acta en sus líneas generales y contenidos, salvo desde la sutil fórmula de decir “en cuanto a su redacción”. Entiendo y respeto que algunos HH.·. interpreten que no deben votar si no han asistido a la Tenida anterior, aunque realicen comentarios respecto a su redacción, pero el hecho de votar el acta incluso los HH.·, no asistentes a la anterior Tenida, en mi opinión, incrementa la cohesión del Taller y lo constituye en una unidad más trascendente que la suma de individualidades, nos hace partícipes a todos de un proyecto común, y, de alguna forma, como sucede con la presentación de excusas de los HH.·. ausentes, hace que estamos presentes incluso cuando razones masónicas o profanas han impedido nuestra presencia física.

“Somos los guardianes del sueño de los hombres”, dice el V.·. M.·. en la cadena de la unión  previamente a la clausura de los trabajos. Y ello es cierto para todos nosotros, contribuyendo todos con nuestro trabajo dentro y fuera del Templo y con el ejercicio de los oficios cuya responsabilidad en nosotros haya recaído, a cumplir con esa misión, cada uno temporalmente en su función concreta. El oficio de Secr.·., al aunar en su responsabilidad el mantenimiento del Libro de Oro, las convocatorias, las actas y el resto de trámites cuya gestión le corresponden,  hace que esta custodia que todos hacemos y esa labor de avanzar y de contribuir al Progreso de la Humanidad exista de un modo material y constatable: el oficio de Secr.·. propicia que podamos seguir nuestra evolución, nuestra camino de progreso, estudiando los hechos sucedidos y los temas debatidos, pero sobre todo lo conseguirá en la medida en que sea capaz de reflejar el espíritu que hay detrás de lo dicho y hecho, los ideales que nos mueven, nuestro sistema de trabajo, y, en suma, cómo en una Logia concreta vivimos la Masonería.

H.·.Cobra. R.·.L.·. Igualdad. Madrid
Fuente B.I. nº 34


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