El día de mi iniciación, entre todos los oficios que se me
ofrecían a la vista, me fijé en el de Maestro de Ceremonias, pensando que yo
podría cumplir con ese cometido, dada mi anterior experiencia en organizar
actos, acomodar personalidades y ordenar discursos y banderas. Y el desparpajo
que muchas veces se precisa para este tipo de responsabilidad, si no se tiene,
como era y es mi caso, también se aprende.
Lo que no sabía era todo lo que me quedaba
por aprender para poder ejercer como Maestro de Ceremonias, y lo que se aprende
también al cumplir con este oficio, que tuve el honor de desempeñar en esta
R.·. L.·. durante el pasado curso Masónico. Mi intención a través de esta
plancha es transmitir tanto los rasgos principales de este oficio, de vital
importancia para que las Tenidas transcurran en la debida armonía, y
reflexionar sobre su simbolismo, como poner sobre la mesa algunos detalles que
acaso debemos contrastar y homogeneizar en el futuro.
Como todos, también el Maestro de Ceremonias
tiene ante sí, y bien cerca, la frase “Ordo ab Chao”, la divisa hermética que
se encuentra en nuestra Carta Patente y que fue asumida por el REAA: el orden
surge del caos; y para empezar, el primer atisbo de orden, el que reine la
armonía en el Templo, responde, en primera instancia, al Maestro de Ceremonias,
que revisa la ornamentación y sitúa a todos los Hnos.·. y Hnas.·. en los
sitiales adecuados, después de haberles pedido que abandonaran los metales en
la entrada y guardaran unos instantes de recogimiento y reflexión para
favorecer el tránsito entre lo profano y lo sagrado. Sólo este primer hecho
reviste una gran trascendencia, pues si este primer escalón no está
adecuadamente construido, el resto de la Tenida puede adolecer de armonía o hacer
que queden resaltados defectos formales que pueden ir en detrimento del
equilibrio debido, que contribuye a lograr unos trabajos justos y perfectos y a
que todos recibamos nuestro salario.
La palabra “orden” está incluso en el ritual
de instalación del oficio, que me permito reproducir: Dice el instalador: “Querido
Hno.·. o Hna.·. M.·. de Cer.·. elegido, el Orden interior de la Logia es
vuestro asunto. Os pertenece acoger a los Hnos\ y Hnas\ Visitantes cuando
entran en el Templo, así como acomodarlos según sus grados y dignidades.
También os corresponde ayudar al GRAN EXPERTO durante las Ceremonias de
Iniciación. Sois el guía de nuestros pasos. El bastón, en su interior de ébano
forrado de marfil, es el símbolo”.
Ser el guía de los pasos de todos los que
circulan por el Taller no parece una responsabilidad baladí, y trasciende, por
su simbolismo, al mero hecho protocolario de preceder en el camino: implica que
al M.·. de Cer.·. se le otorga la potestad de hacer cumplir una parte del
Ritual, de hacer que se cumpla el orden interno que propicia que se produzcan
los casi mágicos momentos que disfrutamos en nuestros trabajos cuando
percibimos que la totalidad de los asistentes generan una energía superior a la
mera suma de las individualidades. Por eso es importante la presencia en el
Taller y el recuerdo de los que no están en ese día, ya que somos también una
unidad, una familia, un proyecto conjunto. En su calidad de guía de todos,
acaso con la excepción del Gr.·. Exp.·. que también puede circular por el
Templo sin ser precedido (e incluso circula delante del M.·. de Cer.·. al
recoger los votos), el M.·. de Cer.·. suele iniciar la marcha con un “Hnos.·.,
seguidme”, que en mi opinión conviene verbalizar para subrayar ese papel de
guía que tiene otorgado y que es oportuno que los demás percibamos, para
integrarnos mejor en el trabajo común, para recordarnos a nosotros mismos que
poco somos en soledad, y nuestra voluntad de trabajar nuestra piedra bruta para
permitir su encaje más adecuado en el Templo que entre todos construimos.
No olvidemos que la circulación por el Templo
es siempre previa orden del V.·. M.·: que es quien dirige los trabajos, ni que
el M.·. de Cer.·. es el único miembro de la Asamblea que no precisa cuadrar las
esquinas, aunque puede hacerlo, sino que las marca con un golpe de su bastón.
Este golpe de bastón, símbolo de autoridad o de solemnidad según los casos, se
produce en distintas ocasiones: para poner orden a la entrada y convocar a los
Hnos.·. y Hnas.·. en Pasos Perdidos; para avisar de la entrada del V.·. M.·.,
las Tres Luces o los diversos dignatarios; durante el encendido y apagado de
luces, en la aclamación, etc. Y el
bastón es también muy relevante en la apertura y cierre de los trabajos, cuando
el V.·. M.·. invita a formar la escuadra al M.·. de Cer.·. y al Gr.·. Exp.·.,
escuadra que implica también el simbolismo de la unión entre el metal y la
madera, antiguo símbolo de la unión del poder real y el sacerdotal, y que
conforma una pirámide con la espada que el G.·. T.·. también posiciona apuntando hacia el Or.·.
Las responsabilidades que asume el M.·. de
Cer.·. son numerosas, y en muchos aspectos prácticos lleva una importante carga
de trabajo, por lo que precisa del apoyo de todos, especialmente en lo que se
refiere al montaje y desmontaje del Templo, labor principalmente de los Ap.·.
en primer grado, pero que en ocasiones no es suficiente. Quisiera fijarme en
algunas de las funciones que conciernen al M.·. de Cer.·. que considero que no
siempre son conocidas por todos y que pueden darnos más luz a la hora de
comprender nuestro ritual y su simbolismo. Enumero a continuación algunos
detalles que me llaman especialmente la atención sobre este oficio, aspectos
que a veces olvidamos o que hacemos de distintas formas, etc.:
Se debe no sólo revisar que todo esté correcto en
cuanto a decoración y ritual, sino aprovechar esta responsabilidad para
instruir a los Ap.·. sobre este proceso y sus razones
Hay que ocuparse de que se cuente con el material adecuado, realizar un inventario de todo lo que dispone el Taller, renovar o arreglar lo que proceda y trasladar la situación a quien le sustituya en el oficio.
Hay que ocuparse de que se cuente con el material adecuado, realizar un inventario de todo lo que dispone el Taller, renovar o arreglar lo que proceda y trasladar la situación a quien le sustituya en el oficio.
Recibir adecuadamente a las Dignidades, contando con los HH.·., luces y espadas que según los casos precise.
Preparar las ceremonias especiales, las entradas de Dignatarios, etc., previendo, por ejemplo, que haya espadas para la bóveda de acero y cuidando detalles como que las Columnas sean finalizadas en estos casos por MM.·., siendo igualmente MM.·: los integrantes de las comitivas.
El M.·. de Cer.·. según nuestros Rituales, y al menos desde el año 2002 de la e.v., es quien enciende la Estrella sobre el Ara de trabajo.
A la salida del Templo, el M.·. de Cer.·. va recogiendo a todos los HH.·., empezando por el V.·. M.·., a quienes siguen el Or.·.y el Sec.·. y hace una última circuambulación dextrocéntrica (dibujando un círculo con nuestro paso, en sentido de las agujas del reloj) para recoger a los dos Vig.·. que se sitúan por su orden entre el V.·. M.·. y el Or.·.: los otros Oficiales.·. siguen tras el Sec.·. y seguidamente lo hacen los miembros de las columnas del N.·. y del Sur.·., quienes van saliendo directamente. No se precisa, y muchas veces incluso supone un momento de confusión, dar tres vueltas alrededor de las Columnas, como algunas veces sucede.
Aunque en nuestros Talleres el M.·. de Cer.·. cubre el Templo el primero, otro modo es que salga el último y desde la entrada de paso, puesto al Orden, a toda la comitiva, para proceder seguidamente al apagado de la Luz Eterna.
Cuando no se ha designado un Maestro de Banquetes, esta función suele ser también responsabilidad del M.·. de Cer.·.
En suma, el M.·. de Cer.·. es un oficio de
elevada carga simbólica y ejercer este puesto ayuda mucho a comprender mejor el
Ritual e incluso el método masónico. Pese a la necesidad de orden que este
puesto implica, para ejercitar el oficio correctamente, como siempre, se debe
mantener una gran flexibilidad y no dejarse llevar en demasía por las rigideces
que a veces implican las normas. La mano derecha es la que lleva el bastón,
pero no debemos olvidar que la mano izquierda es la que queda libre y puede
siempre reaccionar. Un poco de mano izquierda, en este oficio, también suele
venir muy bien.
He dicho.
Al Or.·. de Madrid, 19 de febrero de 2011, E.·.V.·.
Cobra .·.
PS: he querido presentar una plancha más simbólica que descriptiva del
oficio, ya que los detalles concretos del oficio y sus funciones son asequibles
para todos los HH.·: y se puede contestar a las dudas o realizar comentarios complementarios
tras la lectura de la plancha o en otros momentos de formación y debate. He
tratado pues de reflexionar sobre el oficio tras haberlo ejercido durante el
pasado curso, reflejando mi experiencia personal y compartiendo con mis HH.·. lo que he descubierto y aprendido
en el ejercicio del oficio de M.·. de Cer.·.
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