Foto: Sebastiao Salgado |
Trabajo social anual de la Logia Constancia para el Convento Federal.
Entendemos por esclavitud toda vulneración de derechos humanos por la
cual un ciudadano pierde la capacidad para disponer de su libertad al estar
sujeta a los designios de otras sin opción a réplica, protesta o discrepancia.
El servilismo, la privación de justicia o la precariedad laboral entran en la
misma
Una somera relación de datos arroja el escalofriante panorama en el
tiempo en que vivimos;
La ONU dice que 250 millones de personas se hallan sometidas a
explotación sexual, salarios ínfimos, reclutamiento forzoso. La explotación
infantil, vergonzante como ninguna otra cosa, aumenta a medida que se recrudece
la crisis. Se estima que existen 200 millones de trabajadores entre cinco y
diecisiete años. En muchas ocasiones son vendidos por los mismos padres por
cantidades irrisorias a los explotadores. Más del cincuenta por cien de estos
niños se encuentran en Asia, continente considerado emergente y de mayor
dinamismo económico según las estudios económicos, un espejismo más dentro de
las consideraciones macroeconómicas.
El escalafón más degradante aparece cuando parte
importante –al menos 300.000 de esos niños-son reclutados de forma activa en
conflictos armados. La infancia plantea menos problemas, el adoctrinamiento es
más fácil, la capacidad de respuesta mínima o nula, su situación de
vulnerabilidad les hace estar presos del miedo.
La condición de mujer implica automáticamente una
situación mucho más cercana a la esclavitud, cuando no bajo esta, en amplias
zonas del planeta, al ser tratadas de diferentes maneras como una propiedad,
refrendado por una legislación, filosofía, moral, preceptos religiosos, o la
conjunción de los factores citados.
¿Qué nos dice esto? La falta de información, en un mundo
donde las posibilidades para hacerlo son extraordinarias, de toma de conciencia
y sensibilización es un hecho, seguramente el indicador más grave y doloroso;
¿Hasta qué punto hemos asumido la injusticia? ¿en qué medida somos
responsables?
La esclavitud es tan antigua como la naturaleza humana, de hecho forma
parte de ella, por lo que nunca se ha erradicado, junto a las formas
convencionales surgen otras que han cambiado de forma, han mutado, para
adaptarse a los tiempos y pasar desapercibidas. Aunque ni siquiera esto es
completamente cierto, entre los ss.XVI-XIX alrededor de 140 millones de
esclavos africanos fueron trasladados desde su lugar de origen al Nuevo Mundo
convirtiéndose en mercancía objeto de compraventa. Hoy, podemos contemplar como
día tras día llegan en pateras hombres del mismo origen a nuestras costas, al
primer mundo, algunos muertos, el resto devueltos o entrando en circuitos de
explotación controlados por empresarios sin escrúpulos.
¿Qué indica todo esto?, el hecho es que
la mayor parte de la riqueza de la tierra –en su mayoría en el tercer mundo- se
encuentra en manos de un reducido grupo de personas –en su inmensa mayoría de
nuestro primer mundo-, las decisiones tomadas, motivadas por los intereses de
estos pocos, generan un sistema político y económico absolutamente
desequilibrado y por tanto injusto. El hombre deja de ser un ciudadano con
derechos y obligaciones para pasar a ser un simple número más con el que
comerciar. Los recursos más básicos y preciados de nuestra biodiversidad,
-tierra, agua- esa casa común en la que vivimos, forman en muchas ocasiones
parte de intereses privados. El desequilibrio queda reflejado en todos los
órdenes. La pobreza queda garantizada casi “a perpetuidad”, con ella la falta
de formación e ignorancia. Se forma un círculo tan perverso como vicioso del
que es muy difícil salir.
¿Qué podemos hacer como masones?
En primer lugar, la necesidad/obligación de
informarnos para crear conciencia, y sólo así actuar en la medida de lo posible
contribuir a su erradicación. Sin olvidar formas sutiles que hay en el primer
mundo de servidumbre y servilismo, en el ambiente laboral especialmente, donde
somos testigos del agotamiento, stress ymalestar de un gran número de
trabajadores, y plantearnos cómo intervenir en casos de abuso
Modificar la actitud en la dinámica del poder, la
relación de egos entre dominante-dominado favorece caer en el servilismo, y
éste deviene en exceso de poder
Contar con el extraordinario papel de algunas
fundaciones, instituciones y ONG’s, como Amnistía Internacional
No olvidar el sentido práctico de utilidad que nos
define, por lo que sobran las distinciones de mayor o menos gravedad a la hora
de actuar y poder constatar el fruto.
Convencimiento
de que, en distinta medida, podemos hacerlo
“Donde existe la esclavitud es negada la dignidad humana y
avergüenza a todos los que dicen ser misericordiosos o comprometidos con los
débiles y vulnerables del mundo. Los derechos humanos no son otra cosa sino la
insistencia en la erradicación de la esclavitud y de la coerción en todos los
aspectos de la vida. Pero aun así, en el umbral del nuevo milenio, seguimos
encontrando formas viejas, y lamentablemente, nuevas de esclavitud. Miles de
personas de todo el mundo viven y mueren como esclavos en una forma u otra”.
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