Solsticio celebrado en común con la R.·.L.·. Alba de Levante.
Síntesis de la R.·.L.·. Constancia.
Aquí
todo es símbolo…se nos dice en repetidas ocasiones desde nuestra iniciación. La
manera de cómo los francmasones distribuimos y denominamos el tiempo en
masonería en absoluto es ajena a esto. Nuestros trabajos comienzan y finalizan
durante la actividad solar, simbolizando nuestra plenitud vital y energética.
La
luz es esencial para nosotros, nuestra mayor aspiración, el referente que
permite la evolución en progresivos estadios evolutivos. Su intensidad y
recorrido son de extraordinaria importancia y aparecen bien señaladas y
denominadas, con densa carga simbólica.
Alba
y Crepúsculo corresponden en el tiempo profano a los momentos de luz previos a
la salida del sol en el primer caso y a la oscuridad total en el segundo. Son,
pues, breves fases de transición, emergentes y declinantes que preceden siempre
al comienzo y al final de algo.
Deidad que personifica el amanecer, mujer encantadora que vuela y
anuncia la llegada del sol, acompaña la primera luz de la mañana que desprende
el planeta Venus.
Emocionalmente, ¿qué nos dice?;la renovación de un nuevo
día, la constatación de que seguimos existiendo y permaneciendo aquí. Despertar
consciente, continuidad de todo lo bueno…vida
Como
representación del universo que es este taller donde nos reunimos, ¿cuándo y
dónde podemos ubicarla en nuestro lugar y tiempo sagrado?, es claro, el alba
estaría en esos momentos desde nuestra estancia en pasos perdidos hasta la
iluminación del Templo. Tampoco hay duda del lugar físico, el Or:., donde se
sitúa el V:.M:..
En la
claridad final desde que el sol se pone hasta que da paso a la noche nos
sumergimos en tiempo de sueño, interrupción de la actividad sólo aparente pues
con frecuencia afloran dudas, incertidumbre, elaboración y proceso de lo
vivido, el inconsciente. Si echamos la vista atrás, la existencia del hombre
hasta la aparición de nuestra sofisticada vida urbana y progresiva desconexión
de la naturaleza, la noche estuvo siempre asociada a un intenso miedo físico y
psicológico, real como reales eran la indefensión ante las bestias y todo tipo
de inclemencias, como imaginario. Hoy en día, el niño que todos fuimos y sigue
permaneciendo en nosotros conserva la herencia de ese miedo ancestral,
inconsciente…ajeno a la razón y la esperanza
Finalizan nuestros trabajos en Logia, nos dirigimos al Oc:., lugar del
crepúsculo hacia el que poco a poco nos retiramos de la fuente de luz para
meditar, digerir y proyectar hacia el exterior todo lo recibido y acumulado.
La Naturaleza en la que vivimos y de la
que formamos parte está compuesta por este ritmo constante de oscilación
pendular; luz-oscuridad, ascenso, descenso… en el que cada uno de estos dos
elementos da sentido y paso al siguiente, y así sucesivamente, sin paradoja,
trauma o duda. Así ha sido, es, y será, es una Ley Universal. Asumir dichos
ciclos es nuestro trabajo, nuestro deber y la oportunidad para comprender los
propios; nuestros períodos de alegría y desesperación van ensamblados por otros
de aparente menor significado pero anunciadores de algo bueno y presagio de lo
malo por venir. Estos claroscuros son igualmente cíclicos, uno no debería
anular al otro, ni dominarlo, sino convivir de modo armónico. Este sería un
certero indicador de un individuo equilibrado, que ha integrado las enseñanzas
de las leyes y pautas universales y acompasado sus biorritmos a las mismas. Por
tanto, ¿es el Alba y el Crepúsculo buena y malo?, preferimos pensar que forma
parte de una misma cosa, que constituyen dulces estadios intermedios que
suavizan la crudeza de esos opuestos día-noche, alegría-tristeza…que estamos
llamados a superar
Esta
Logia que somos fuimos sorprendidos gratamente por el intensísimo carácter poético que tiñó nuestra
anterior tenida. Nada es casual, la poesía es símbolo, belleza igualmente…todo
plenamente masónico;
El
Alba es luz que rompe el sueño, la que “levanta el negro velo de la gran tumba
de la noche” según Lorca, aquella que, para Alberti, “decapitando sueños,
fatigadas, sobre el túmulo alto de los cerros, hace que las estrellas del valle
se marchen
El
crepúsculo, envuelto en negrura y plagado de onirismo se presta para los poetas
a la soledad y melancolía, Neruda nos dice que “en los ojos de luto de la amada
comienza el país del sueño”
Pero
es quizás el humanista Giordano Bruno, paradigma de librepensador e inquietud
por el saber e ir siempre más allá hasta sus últimas consecuencias, quien
habla del optimismo y esperanza
que, por nuestra condición de masones, nos deben distinguir;
“No importa cuán oscura sea la noche, espejo del alba, y aquellos que
viven en el día esperan la noche. Por tanto, regocíjate y mantente íntegro, si
puedes, y devuelve amor por amor”
No hay comentarios:
Publicar un comentario