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lunes, 26 de noviembre de 2012

El compromiso



   Toda definición de compromiso tiene varios denominadores comunes; contrato o acuerdo entre al menos dos partes. Vínculo creado por el mismo. Derechos y obligaciones de los contrayentes.
   
Sistema para coordinar acciones y lograr algún tipo de cambio que no existía antes de establecerse. Este método es universal pues sobrepasa estadios históricos y cualquier diferencia cultural y étnica. Considero particularmente certera y profunda la opinión del ensayista James Selman alusiva a “la capacidad de comprometernos como el aspecto más constitutivo de nuestra existencia como seres humanos”
   
Hay infinidad de variantes y marcos en que éste se crea, pero el que aquí nos ocupa se refiere a una dimensión personal esencialmente humana. En las reflexiones personales que me ha suscitado el tema ha habido un recordatorio permanente de por qué decidí adoptarlo, cuál era la situación previa en que me encontraba, qué esperaba ofrecer, y también recibir.
 
Desde el mismo día de la iniciación prometemos ante los demás HH:. un trabajo constante hacia nosotros, los demás, la Humanidad, la Logia y la Orden a la que pertenecemos, firmamos documentos en un marco de solemnidad, en tiempo y espacio sagrado, expresión del marco trascendente que el Compromiso adquiere aquí.
 También recuerdo que para poder ser admitido se exigía básicamente ser un hombre libre y de buenas costumbres. Libertad que en este contexto significa llegar con una conciencia clara del trato o acuerdo con el que nos comprometemos. De que no hay efectividad alguna sin un esfuerzo por nuestra parte, así como sin éste todo intento de crítica o incluso la rescisión resulta inmaduro y carente de autoridad.
  
 Ha transcurrido casi una década desde que adopté un compromiso inicial, y una serie de conceptos nuevos o el refuerzo y de otros ya conocidos se ha consolidado, constituyendo una suerte de principios inmutables o “leyes universales”; voluntad unida al trabajo, que ha de desarrollarse exclusivamente por el miembro masón. Aceptación del incremento gradual de responsabilidades y obligaciones, como todo proceso orgánico, vivo, que evoluciona y por tanto crece. Perseverancia pese a cualquier contratiempo, decepción o el desánimo. Nada es rápido ni instantáneo, todo requiere su tiempo, máxime cuando el objetivo es tan “a largo plazo” como la duración de nuestra vida. Estoy convencido de que la mayoría no estamos preparados en el inicio para ejercer estos principios viniendo de un mundo profano tan condicionado por el tiempo, el resultado inmediato y éxito según unos parámetros en modo alguno sensatos y alejados para la condición humana. Pero también junto con el aceptado e intransferible esfuerzo personal igualmente derechos; a la adquisición de una estructuración y sistematización del pensamiento, herramientas para una mejor utilización de ideas, emociones y razonamientos…algunas certezas... finalmente con todo el potencial de la vivencia de ritual y símbolo y su potente carga didáctica y espiritual.
   
Así, el compromiso masónico es algo tan vivo como el miembro que lo adopta, y con él convivimos, lo gestionamos, lo reflexionamos y repensamos, desde el juicio personal y vivencia propia. Dicha actitud no es sino una muestra de autonomía y madurez, en suma, las condiciones para poder definirse como libre. Libertad que alude igualmente a la falta de miedo, a la aceptación de la consecuencias de todo acto y decisión.
   
Finalmente, he aprendido a recordar en momentos difíciles de duda, cansancio o confusión que todo logro, personal o colectivo, toda evolución gracias a los benefactores de la humanidad de la que hoy muchos somos beneficiarios ha sido únicamente posible con la guía del talento, inteligencia, bondad y esfuerzo de una actitud  comprometida. 

Mariano M.·.M.·.

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