Platón al principio del libro VII
de La República, expresa la situación en que se encuentra el ser humano
respecto del conocimiento. En él, Platón explica su teoría de cómo con
conocimiento, podemos captar la existencia de los dos mundos: el mundo sensible
(conocido a través de los sentidos) y el mundo inteligible (sólo alcanzable
mediante el uso exclusivo de la razón).
Un grupo de seres humanos
encadenados al nacer dentro de una caverna con la visión limitada a la pared
que tienen enfrente, sobre la cual otras personas proyectan las sombras de
objetos, creadas a través de la luz que proyecta una hoguera.
Su aparente realidad del mundo
está condicionada por la manera de mirar esa propia realidad. Es la disyuntiva
entre conocimiento y razón.
Cuando uno de ellos escapa,
escala la empinada cuesta y conoce las realidad del mundo es cegado por la
excesiva luz del Sol. Al volver con la intención de liberar a sus compañeros,
estos no le creen e, incluso, conspiran para matarle.
El cuarto de reflexión o cámara
de reflexión ubicada a un lado del templo, es el último paso del candidato
antes de ser conducido por primera vez a su interior. Es su particular caverna
en la que actúa libre de cadenas. En la masonería como en la mayoría de las
corrientes filosóficas el paso final antes de convertirse en un iniciado es la
muerte simbólica y su posterior renacer. La transmutación espiritual se lleva a
cabo después de haber superado una serie de pruebas y la muerte simbólica.
Ingresado a la cámara es ahí
cuando descendemos a nuestro estado más denso y flotamos en la más absoluta
oscuridad, el nigredo o el negro más que el negro. Un estado entre estados, un
plano entre planos. La caverna masónica refleja la prueba o viaje al interior
de la tierra que llega a su conclusión una vez que se superen las pruebas del
agua, el aire y el fuego en resumen: el ciclo clásico de los elementos. El
cambio que debe efectuarse allí lo denominamos el pasaje de las tinieblas a la
luz. Pasaje que describe con gran maestría el siguiente extracto de la tabla
esmeralda.
Separarás la tierra del fuego, lo sutil de lo grosero, suavemente con
mucho ingenio. Asciende de la tierra al cielo, y de nuevo desciende a la
tierra, y recibe la fuerza de las cosas superiores y de las inferiores. Asi
lograras la gloria del mundo entero. Entonces toda oscuridad huirá de ti.
(Hermes Trimegisto. La tabla Esmeralda)
Lo externo y lo interno. La cámara
de reflexiones es nuestra caverna y las pruebas, la demostración tangible de la
realidad.
V.I.T.R.I.O.L es una de las
leyendas que aparecen grabadas en una de las negras paredes de la Cámara.
El significado de estas siglas alquímicas
es bastante elocuente:
”Visita Interiora Terras
Rectificatur Invenies Ocultum Lapidum”
(“Visita el Interior de la Tierra
y Rectificando Encontrarás la Piedra Oculta”.)
Completan el decorado la inscripción
“Vigilancia y Perseverancia” ensalzando al gallo. Sal y azufre. Un vaso de agua
y un trozo de pan, recado para escribir. Una calavera, la luz tintineante de
una vela, un reloj de arena y un espejo cubierto de un paño negro.
En realidad, la Cámara de
Reflexión es lo mismo que el Athanor, “Huevo Filosófico” u horno alquímico,
símbolos todos ellos de la conciencia herméticamente cerrada a las influencias
externas y en donde, amparados en la íntima y generativa oscuridad, se lleva a
cabo un proceso de cocción, fermentación, destilación, sublimación y finalmente
transmutación de lo espeso en lo sutil, de lo terrestre en lo celeste.
Todos estamos, incluso hoy en día, en el fondo de esa caverna,
encadenados. ¿Encadenados por qué? ¿por quién? Por la vida. Por la rutina, por
las doctrinas, por los dogmas. Y hay que intentar romper esas cadenas. Y llega
un momento concreto en el que hay que salir de esa caverna e ir hacia la luz,
hacia el oriente. Pero esta luz, retomando el texto de Platón, es muy intensa.
Y puede volvernos ciegos con una exposición repentina. Hace falta una
preparación para salir de la caverna para que en un momento determinado podamos
salir a la luz y que esta no nos ciegue sino que, al contrario, nos ilumine.
Es una reiteración evidente repetir con el recipiendario la prueba de la
tierra ante la puerta entreabierta del templo. Pero los humanos somos así,
necesitamos tropezar varias veces en la misma piedra para poder reencontrar el
camino.
Terminaré con parte del diálogo ficticio entre Sócrates y Glaucón del
Libro VII de la República.
Sócrates:..... Y si alguien lo
arrastrase a la fuerza por la espesa y ardua salida y no lo dejase antes de
haberlo llevado a la luz del sol, ¿no se quejaría y se irritaría de ser
arrastrado, y después, llevado a la luz y con los ojos deslumbrados,
podría ver siquiera una de las cosas verdaderas?
Glaucón: No, ciertamente, en el
primer instante.
Sócrates: Sería necesario que se
habituase a mirar los objetos de allá arriba. Y al principio vería más
fácilmente las sombras, y después, las imágenes de los hombres reflejadas en el
agua y, después, los cuerpos mismos; en seguida, los cuerpos del cielo, y al
mismo cielo le sería más fácil mirarlos de noche ...y, por último, creo, el
mismo Sol... por si mismo, ...Después de eso, recién comprendería que el Sol...
regula todas las cosas en la región visible y es causa también, en cierta
manera, de todas aquellas [sombras] que ellos veían... Pues bien, recordando la
morada anterior, ¿no crees que él se felicite del cambio y experimente
conmiseración por la suerte de los otros?... Y considera aun lo siguiente: si
volviendo a descender ocupase de nuevo el mismo puesto ¿no tendría los ojos
llenos de tinieblas, al venir inmediatamente del Sol?... Y si tuviese que
competir nuevamente con los que habían permanecido en los cepos, para
distinguir esas sombras, ¿no causaría risa y haría decir a los demás que la
ascensión, deslumbrándolo, le había gastado los ojos?... Pero si alguno tuviese
inteligencia... recordaría que las perturbaciones en los ojos son de dos
especies y provienen de dos causas: el pasaje de la luz a las tinieblas y de
las tinieblas a la luz. Y pensando que lo mismo sucede también para el alma...
indagaría si, viniendo de vidas más luminosas, se encuentra oscurecida por la
falta de hábito a la oscuridad, o bien si, llegando de mayor ignorancia a una
mayor luz, está deslumbrada por el excesivo fulgor.
Ana M.·.M.·.
Bibliografía:
Guillardet, Jean Michel.
Pasado GM del Gran Oriente de Francia. Discurso Salón del libro Masónico 2005.
Randolf
M.Koppel. La cámara de reflexiones. 2004.
Wikipedia.
La alegoría de la caverna. Platón.
Gracias!!
ResponderEliminarTAF.: